Escribir un libro no suele ser
fácil, muchos queremos hacerlo pero cuesta articular la idea central y saber adónde queremos llegar con ella. Cuando
finalmente la tenemos, entonces hay que saber plasmarla, contarla, hacerla
nuestra, como si estuviéramos ahí, en el ojo del huracán, y lo que está sucediendo a nuestros personajes lo lleváramos en la
sangre porque nos está sucediendo a nosotros. Como autora he pasado por todo lo antes descrito, tengo infinitas ideas
pero en el momento de narrarlas a veces no es tan simple, más cuando debes
armar los capítulos, generar escenas, intrigas y entretelones, mantener el hilo, no olvidar los
detalles, es un laberinto el
que hay que considerar al escribir. Trato de ser exigente conmigo cuando me dedico a mi afición pues es muy subjetivo editarse a sí mismo, es como si fueras a tu
heladería a comprar un helado para ti, no vas a encontrarle un mal sabor, siempre te va a parecer que está cremoso y dulce; por tal razón no debemos subestimar nuestros fallos cuando escribimos, ser muy prolijos y evaluarnos constantemente.
Pero a pesar de esto, de que
cuelgo de la cuerda floja al ser sumamente independiente y que mis escrituras
han de tener infinitos fallos, ello no me excusa de ser lectora, y como lectora
soy muy exigente, aunque flaqueo un poco cuando leo trabajos que, como los
míos, son autopublicados. No se puede comparar la maquinaria detrás de una editorial,
que revisa y pule el trabajo de los autores, con la auto
edición. Pues bien, este artículo es para el grupo al que pertenezco, al de los autopublicados.
¿Qué es lo que se requiere para crear una novela? Ni yo misma lo sé, hay autores que tiene rituales, que las escriben al estilo de la vieja escuela: lápiz y papel, luego las transcriben en la computadora; otros establecen un borrador con los capítulos y lo qué quieren obtener con cada uno de ellos; entre tantos otros métodos que he leído en internet y las redes sociales; lo cierto es que son muchas las formas que tienes para inspirarte e iniciar tu proyecto, no obstante hay aspectos básicos que debes cuidar y en los que no puedes flaquear, estos son:
La escena: es el lugar
donde van a acontecer los hechos de tu argumento y hay muchas, al menos una en cada capítulo de tu novela, piénsala bien y desarróllala, no divagues con
exceso de material o invitados que no van a ayudarte a conseguirla. Sé preciso
en lo que quieres y expande la acción.
Los capítulos: son las partes en las que se divide tu novela y cada uno tiene un objetivo, no los colmes de información innecesaria, acá también
la precisión de lo que queremos contar con esa escena es importante, recuerda
que se trata de una de las partes de tu obra que va a llevar al lector a otro
punto de la historia, deja un conector entre estos, que le permita quedar enganchado para el
siguiente.
Los antecedentes: son los recursos que tenemos para plantear el pasado de nuestros personajes, pero, a menos que estés
escribiendo una historia sobre ese pasado, evita ser redundante con lo mismo.
Una vez que plantees el hecho que marcará el futuro de tus personajes es suficiente, muévete con la historia, hazla
vibrar en el presente, donde estás ahora.
La redundancia: Evítala. Como lector
no es agradable leer el mismo suceso una y otra vez, en distintos momentos o
con actores diferentes. Si ha sucedido algo con tus antecedentes, déjalo
planteado una vez, si hay que volver a hablar de ese suceso para continuar el
hilo, solo menciónalo, no hay por qué narrarlo nuevamente.
Las descripciones: Cuando leemos, más que la
descripción del color de la ropa que lleva puesto el protagonista, o el punto
exacto en el que estaba cuando cayó el torrencial aguacero, cómo era la calle, el camino
o el color de la casa, lo que queremos saber de los personajes son sus
sentimientos, cómo se sienten cuando están en compañía del otro, qué les mueve a estar juntos, qué les hace inseparables. Por favor, no
te desgastes en ser minucioso en aspectos irrelevantes para la historia; a
menos que estés escribiendo un thriller, en el que cada detalle importa. Maneja
el argumento que nadie más que tú sabe lo que sucede en tu libro.
Es todo por esta vez, espero les sirvan estos breves
tips de autopublicación, soy de las que piensa que cada historia puede ser
contada y cada una tiene un espacio en nuestras bibliotecas.
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