Estaba la otra tarde escuchando
la canción de John Mayer, “Dear Marie”, cuando me puse un poco nostálgica. La
canción trata de este hombre exitoso –que suponemos es John– y su amor de la
secundaria, según el cual, estuvo enamorado cuando la chica, “Marie”, tenía
quince años. Cada uno continuó su camino, él es importante y aparece en
revistas mientras ella tiene todo lo demás: la casa, el esposo y los hijos.
Pero lo que me puso melancólica, por exponerlo de alguna manera, es la parte de
la canción en la que John dice que “de vez en cuando” acude a internet para ver
la fotografía de la chica. Así, la línea de la canción me llevó a otra cosa, y
esta otra cosa a otra más, y terminé pensando en Jane Austen.
Es gracioso, lo sé, ¿qué tiene
que ver Jane Austen con John Mayer, y más
con Dear Marie? Bueno, pensé en cuántas personas en el mundo tienen una “Dear
Marie” –o un “Dear…”–; cuántas personas alrededor del mundo van a internet, a Facebook, que es donde se reencuentran
aquellas amistades del liceo, de la universidad, que ya no frecuentan, pero que
alguna vez significaron mucho; cuántas de estas personas continúan solteras;
cuántas casadas; cuántas comprometidas. Fue entonces cuando pensé en Jane
Austen.
Es quizás el anhelo normal de
todas las seguidoras de Jane, lo poco que obtuvimos de su vida privada y el
valioso legado que nos dejó de su vida literaria, lo que nos mueve siempre a
especular sobre su vida amorosa.
Imaginé a una Jane madura, un poco
más irreverente de la normal, frente a una laptop, escribiendo una intensa
novela de amor, en la sociedad moderna; haciendo, a su vez, tweets para mantenerse
en contacto con sus seguidores, con un muro en Facebook y un blog en Tumblr.
¿Qué escribiría Jane en estas
redes sociales? ¡¿Qué le parecería todo esto de las redes sociales?!
Probablemente sí estaría en Twitter
porque lo creería más auténtico, esto sin mencionar la legión de seguidores de
su trabajo que convivimos, realmente, en Twitter. ¿Pero qué sería de Facebook?
¿Realmente estaría en Facebook? ¿Sería activa allí? ¿O lo emplearía para reconectarse
con viejos amores? Digamos… ¿Tom Lefroy? ¿Tal vez? ¿Iría ella a ver la
fotografía de Tom en línea como dice la canción de John?
***
En mi mundo de fantasía Jane
despierta de un prolongado letargo y se encuentra con este mundo alocado y
rápido, y aunque para ella sería un choque dramático entre lo que está acostumbrada y firmemente cree y el libre albedrío ilimitado de la juventud, de la
humanidad, de estos días; probablemente, aún así, se adaptaría y aprovecharía
su nueva situación para poner en práctica lo mejor de su creatividad y así
recrear la nueva sociedad en sus novelas.