domingo, 15 de septiembre de 2019

Tips de autopublicación: El contenido de la novela romántica


Como lectora, no hay algo que me complazca más que quedarme enganchada desde las primeras líneas de una novela romántica. Algunas han conseguido tal obsesión en mí que solo tengo cabeza para ellas, por ejemplo, si he tenido que interrumpir la lectura para ir al trabajo, allí estoy recordando los diálogos entre los personajes y las mariposas que sus momentos me han puesto en el estómago, a tal punto que cuando vuelvo a casa olvido las tareas y necesidades normales de un ser humano pues lo que hago es retomar la novela hasta que los ojos me arden como si tuviera una fogata detrás de la córnea. Es un sentimiento que sé que muchos compañeros lectores comparten conmigo aunque no consigamos esa conexión con todas las obras que leemos, que, en mi caso, casi todas han sigo publicadas. Como autores autopublicados es una fantasía escribir un libro así de adictivo, por eso la gran pregunta, ¿por qué no lo conseguimos? Se me ocurren algunas ideas.

 

Además de la respuesta obvia, que carecemos de toda la maquinaria detrás de una editorial, este artículo va por otro lado, específicamente hacia el contenido de las historias que escribimos, ese mensaje que queremos transmitir al lector. De mi parte siempre trato de apoyar a los autores autopublicados, de hecho tengo un segmento en este blog que dedico a las lecturas indie (enlace), pero lastimosamente muchas de estas lecturas termino abandonándolas y dejándolas sin reseñas, pues prefiero reservarme los comentarios negativos, y también perdiendo el interés en el autor, no porque estén mal escritas (no me considero especialista en ese aspecto) sino por la falta de contenido; me he encontrado con trabajos que, asumo, por vender, desarrollan uno y otro y otro capítulo sin sentido para explotar las escenas eróticas que hoy tanto gustan (a mí me tienen cansada); con otros autores me ha pasado que he conectado con alguno de sus trabajos pero cuando con toda la emoción voy a leer el siguiente me encuentro con una historia vulgar que tengo que dejar porque de otro modo siento que sufren mi neuronas; y está, por supuesto, esa conexión, que he mencionado al principio, cuya falta me regresa al contenido, si el argumento es bueno y está bien desarrollado, el autor mantendrá a su lector fiel hasta el final, de lo contrario, no quedará otra alternativa que buscar una lectura diferente. Hay lecturas, no obstante, que aunque carecen de un argumento simbólico el autor tiene una forma tan creativa, casi mágica, de narrar que mantienen la constancia del lector, es cuestión de ingenio, pero hay que ser cuidadoso, no todos tenemos esa chispa pero hay que encenderla.

 

Para comenzar hay que dejar establecido que escribir una novela es una tarea compleja, que requiere de un proceso creativo importante y ya por eso hay un crédito relevante (nos enganche o no), muchos quisieran conseguirlo pero no se atreven a intentarlo o simplemente dejan el proceso, yo misma dejé unos cuántos cuando comencé a escribir hace muchos años y todavía lo hago, si tu escritura no te engancha tampoco enganchará a tus lectores, pero todo esto lo considero parte del aprendizaje y proceso creativo, algunas ideas simplemente maduran con el tiempo; sin embargo hay que tener en cuenta algunos pasos cuando tenemos esa idea potencial (sé que cada escritor tiene sus propios rituales, pero estos son básicos):

1. Establece el conflicto
Como la tecnología y todo en estos tiempos, los lectores también hemos evolucionado. No demores diez capítulos para establecer el conflicto de tu novela, incluso Jane Austen ya lo sabía hace más de dos siglos cuando comenzó a publicar, que no debía cansar al lector sino dejar definido el epicentro de su obra al inicio. En Orgullo y Prejuicio, por ejemplo, marca desde el primer párrafo por dónde irá el argumento y terminado el capítulo uno ya sabemos que Mrs Bennet es una madre desesperada por casar a cinco hijas que se le están quedando solteronas en una sociedad en la que el futuro de la mujer era incierto si carecía de marido y una buena dote. En mi opinión ir al grano es la mejor comunicación que un escritor puede mantener con su lector, sin dejar a un lado el elemento sorpresa, por supuesto. Tú puedes crear un conflicto como ningún otro siendo persuasivo e ingenioso.


2. Evita el conteo de palabras
Últimamente he leído en Twitter e Instagram la obsesión que tenemos los autores (me incluyo) por conseguir las mil palabras diarias y obtener una novela de, no lo sé, cien mil, tal vez, pero, ¿son óptimas todas esas palabras?
Algunas veces me he encontrado con novelas en las que incluso los diálogos entre los protagonistas, que se supone deben ser los más atractivos, son insulsos, sin chispa ni atmósfera. Haz que cada palabra cuente, que tus lectores se queden contigo hasta la última línea de tu novela. En mi opinión menos es más y una novela o historia tiene el número de palabras que ha de tener, sin presiones, si solo puedes escribir cien palabras en un día, es lo que toca, quizá al siguiente consigas mil quinientas y vas equilibrando, lo importante es no saturar al lector.

 

3. Utiliza el prefacio
No todos tenemos la chispa de J.K. Rowling, Jane Austen, Elizabeth Eulberg, Sophie Kinsella o Sally Thorne para contar historias, pero en mi experiencia como lectora siempre conecto mejor con los novelistas que tienen la idea clara de su novela y que no requieren un sinfín de capítulos para presentar los antecedentes del argumento (retomo el tema), con los que utilizan el prefacio con tal objeto. El prefacio o prólogo es un recurso importantísimo en la construcción de tu novela, úsalo.

 

4. Sé misterioso
También he leído novelas (o al menos les he dado la oportunidad) en las que los autores no hacen uso del misterio como elemento trascendental de sus argumentos. Por ejemplo, si tu personaje tiene un enemigo potencial, no presentes por adelantado lo que se supone que vas a descubrir en el desarrollo, se ingenioso presentando las pruebas, que el lector lo suponga, crea la atmósfera para el suspenso. No agotes tus argumentos tan pronto, de por sí ya estamos leyendo una novela romántica cuyo desarrollo y desenlace posiblemente están cantados desde el inicio, seamos auténticos con nuestra obra. 
 

5. Que los personajes secundarios  lo sean
En ocasiones he leído novelas en las que introducen tantos personajes que no te permite distinguir de quién es el argumento principal. Escojamos bien a nuestros protagonistas y no permitamos que los personajes secundarios les resten atención, recordemos que nosotros conocemos bien la historia, sin embargo no es tarea fácil comunicarla al lector, por esto debemos ser muy precisos, especialmente en el hilo, de lo contrario, en lugar de interés, lo que conseguiremos será la confunsión y que dejen de leernos.

Aunque cada autor debe confíar en sí mismo, en su estilo y en lo que quiere contar, estos tips no los doy como autora sino como una lectora que quiere aportar algo a un género que veo está en decadencia. Como escritora trato de poner en práctica los tips descritos arriba, pero prefiero que otro juzgue, y que este artículo les sea de provecho a quienes quieran mejorar sus recursos al escribir este bonito género de la novela romántica.

Suerte.

P.D.: El 98% de las novelas que leo son escrita por mujeres. 


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