domingo, 28 de agosto de 2011

¡Oh, juventud, con cuanta premura te marchas…!

Si cumplir  30 años es difícil, cumplir 31 es peor… ¡Oh, juventud, qué rápido te despides de mí…!
Me gusta ver programas de televisión anglosajones,  especialmente seriados, de acá que mi serie favorita sea Friends. Bien, uno de los medio día de esta semana, como cualquier otro medio día, un episodio de Friends me acompañaba mientras almorzaba, era el capítulo en que Rachel cumplía 30 años, un episodio que he visto por lo menos otras ¿10 o 15 veces?, sin embargo esta vez le encontré un cariz distinto que no había detectado antes, y es que ahora comprendo y comparto esa odiosa, dolorosa y terrible sensación de Rachel al cumplir 30 (que se siente peor cuando se adiciona un nuevo año a esta edad).
Recuerdo que en la década de mis 20 solía pensar que el matrimonio, el estado civil  de la mujer, estaba directamente asociado con un envejecimiento feliz, mas lo cierto es que  ahora, que estoy felizmente casada, comprendí que los años seguirán presentándose y atormentándome la idea de envejecer, es decir que no existe ningún vínculo de dicha o resignación entre la felicidad marital y la pérdida de la juventud. Me adelanto un poco más a mi edad, pues los 31 todavía se sienten como zona de comfort, y me preocupo por esa, quiero pensar amistosa, edad de Cuarenta años... ¿Acaso soy la única treinteañera con estas cavilaciones? 
Me gustaría desligar a Jane de este artículo, Jane Austen, quien vivió de su pluma y orgullosamente soltera hasta sus 42 años, con sus largos paseos por el campo, sin tinte para oscurecer las canas del cabello (¿habrá Jane tenido canas?), ni bótox o cirugía plástica, no obstante no puedo hacerlo, Jane Austen fue y seguirá siendo mi ejemplo a seguir como mujer correcta. Mas ¿cómo habría sobrellevado Jane esta edad hasta sus 50, 60, 70 u 80? Qué pregunta, ¿no?, habría sido excepcional si quiera haberla tenido un tiempo más en nuestro mundo para nuestro deleite y admiración de esa imaginación suya tan prolija y prolífica, creadora de Orgullo y Prejuicio, Persuasión y Emma, y ese estilo tan ligero y acertado. ¡Qué vida para celebrar…!
Como Jane me gustaría vivir de mi pluma, pero, sino es así, dicen que es al espíritu al que hay que mantener joven, de ser cierto, no tengo de qué preocuparme pues el mío tendrá diecisiete años para siempre.

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