domingo, 21 de abril de 2019

La complicada palabra escrita

 

Últimamente he estado leyendo la novela Después de ti, de Jojo Moyes, la segunda parte del libro, Yo antes de ti, tan famoso de la autora, una novela que he tenido pospuesta desde hace bastante tiempo, pues es cierto lo que una vez dijo la autora Marta Luján a través de su cuenta Twitter, cada novela tiene su tiempo y son los libros los que nos invitan a leerlos.

Pues sí, es muy cierto, hay que saber esperar, aun cuando tuviera mis reservas en continuar la historia de Louisa Clark. Durante mi lectura de Yo antes de ti su voz de narradora siempre me pareció ruidosa y sus introspectivas algo fuera de contexto; no obstante, la autora tiene un estilo tan fresco que te hace pasar estos detalles y continuar con la lectura.

Con un estilo más sobrio se desarrolla Después de ti, un cambio adecuado al escenario algo lúgubre en el que consiste esta parte de la historia que, por momentos, me obliga a ponerla en descanso. Sin embargo he llegado al punto en el que el argumento se pone romántico para mí y los protagonistas tratan de dejarse llevar por sus sentimientos.


En la novela, Lou está asistiendo a un grupo de autoayuda para superar la pérdida de Will. Allí conoce a Jake, un adolescente que también asiste a las sesiones en lugar de su padre, que se resiste a participar en este tipo de tratamientos. De esta forma los caminos de Lou y Sam, el padre del chico, vuelven a cruzarse, pues Sam ha sido el técnico de emergencias que la ha asistido en la ambulancia cuando por accidente ella cae de la azotea del edificio en el que vive. Un encuentro ha dado pie a otro y de alguna forma han empezado a salir y a Lou ha comenzado a gustarle, aunque está en esa fase de negación por la que pasamos todas cuando nos gusta alguien.

He tenido la inspiración de venir a escribir este artículo porque como escritora me he sentido identificada con esta parte de la lectura. Cuando escribo alguna de mis historias, esta fase del enamoramiento, de la inseguridad sentimental, es la que más disfruto desarrollar. Conseguir escenas que toquen la fibra del lector ha sido siempre un reto pues primero debo sentir esas mariposas en el estómago antes de transmitirlas a través de la complicada palabra escrita. Se podría decir que voy justo en la mitad de la novela y aunque el romance entre estos dos personajes no es el argumento central de la obra, la autora juega con los sentimientos de la protagonista y nos presenta de una buena vez ese punto de quiebre de una relación que podría está comenzando; Jake ha estado describiendo al grupo de autoayuda que su padre se ha enamorado, Lou, algo avergonzada pero consciente de que el chico podría estar hablando de ella se desploma cuando es el nombre de otra mujer el que menciona.
 


Oh..., esos pequeños momentos en los que el orgullo de los protagonistas se tambalea son siempre detalles con los que nos gusta jugar a los autores como argumento para crear la serie de malentendidos que más adelante se resolverán y que harán de nuestras historias algo excepcional.


Estoy segura de que a la par de que Louisa resuelva sus problemas de aceptación de la muerte de Will, más la gran sorpresa en el libro, que no voy a revelar aquí y que todavía estoy por ver que no sea una farsa, vendrán muchos detalles en relación a Sam, que me ha parecido un tipo genial, y para nada nostálgico de la muerte de su esposa. Pero bueno, quién soy para juzgar el duelo en los personajes literarios.

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