martes, 2 de abril de 2019

Marie desconectada

Recientemente leí un ebook con el que sentí identificada, no porque esté atravesando por un romance adolescente de esos que te ponen las mariposas en el estómago, esto va más allá, sino porque algunas de las vicisitudes de la protagonista se parecían mucho a lo que me ha estado sucediendo a mí.

A Bayleigh, la protagonista de la novela Summer Unplugged, una chica que asiste todavía al high school, le es confiscado su teléfono celular como parte del castigo por hacer uso incorrecto del mismo. Recientemente me he visto también castigada, aunque sin cometer infracción, con este creciente y perpetuo problema eléctrico por el que estamos atravesando y sufriendo los, todavía, ciudadanos venezolanos. Mantener con carga el teléfono, laptops o tablets representa una imposibilidad, y por ende estar conectados con el mundo, así como realizar nuestras faenas, para las que la tecnología se ha vuelto indispensable.

Todavía recuerdo cuando el teléfono inalámbrico era la última tendencia sobre el de línea directa, que resultaba una incomodidad pues, para comunicarnos con nuestro interlocutor, había que darle vuelta a un molestoso disco, dígito por dígito, hasta completar la combinación numérica, pero que funcionaba sin electricidad; sin embargo, en momentos como éste, cuánta falta nos hacen para mantenernos comunicados con familiares y amigos.
 
Nos hemos vuelto tan modernos en el quehacer que lo que antes se hacía de puño y letra, hoy lo desarrollamos con presteza en un ordenador. Había leído por ahí que muchos autores escriben sus obras a mano, pero personalmente no me creía capaz pues, además de parecerme tedioso, me siento demasiado identificada con mi teclado y mi pantalla. Es más simple, obvio, incluir palabras y autoeditar los textos mediante este método, hasta que esta catástrofe energética me puso a prueba, impidiéndome trabajar desde mi zona de confort y obligándome a, como algunos compañeros, emplear lápiz y papel para no retrasarme en mi continuo sueño de ver mi palabra escrita y autopublicada.

Imagen de IMDB
No se puede hacer publicidad de las autopublicaciones en las redes sociales ni estar informado de lo que sucede en el país o el mundo, pues falla incluso la red telefónica y los datos móviles. Por estos días me he sentido como un personaje adicional de la película Into the Forest, en la que apocalípticamente una parte de los Estados Unidos, aunque no sabemos qué porción, justamente por esa falta de comunicación que se deriva de este problema, se queda sin, la hoy en día imprescindible, energía eléctrica.

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