Hoy en día hacer
secuelas, precuelas y Spin-Off de los libros y sus personajes es cosa
corriente. Sean autopublicados o respaldados por una editorial, los autores ven
en esto la posibilidad de mantener interesado en sus publicaciones al público
que una primera vez les brindó la oportunidad de leerlos; por supuesto, es
requisito indispensable, para que una segunda parte o una precuela funcione que
el trabajo original esté medianamente bien escrito o por lo menos tenga un argumento
que enganche.
Jane Austen, siempre estoy pensando en ella y en su valioso legado,
escribió seis novelas, una más si contamos Lady
Susan, varios relatos recopilados en su Juvenilia y algunos trabajos inconclusos como Sanditon y Los Watson, para algunos pudiera parecer
poco en comparación con algunos escritores contemporáneos capaces de producir
un trabajo literario mensual, pero para muchos es suficiente: nos da la excusa
de leer y releer su obra infinitamente en lugar de acceder a material nuevo;
sin embargo, existiendo los que ya existen, y valiéndome del argumento de que
hoy en día las secuelas, precuelas y Spin-Off venden, me pregunto cómo habría
sido si Jane escribiera en nuestro tiempo; ¿habría escrito, como sugiere Deirdre
Le Faye, en su libro Jane Austen TheWorld Of Her Novels, la precuela de Persuasión?,
o abrumada por la solicitud del público ¿habría intentado una secuela de Orgullo y Prejuicio?
En la actualidad libros relacionados a este tema existen. Autores contemporáneos se han dado el
trabajo de adaptar y continuar algunas de las obras de Jane Austen, tales son
los casos de Marie-Laure Sébire, que continuó Orgullo y Prejuicio con su novela Gente
de Pemberley, una obra muy aceptada por el público de Jane; Death Comes to Pemberley, de la autora
P.D. James, también sigue la acción de la novela más importante de Jane, pero
esta vez en la solución de un asesinato; recientemente he leído Agonía
y Esperanza, una adaptación contemporánea de Persuasión, escrita por el autor español Fernando García Pañeda,
que me gustó muchísimo y que se amolda muy bien al lenguaje y maneras
Austenianas, te hace sentir como si estuvieras leyendo a la mismísima Jane Austen,
sin que el autor pierda su propia voz; y así como éstas muchas adaptaciones y
continuaciones más que desconozco y posiblemente no me atrevería a leer.
Sin embargo, y a lo que
vengo en este artículo, aunque muchos de estos autores contemporáneos han
sentido la curiosidad y la necesidad de continuar, adaptar o modernizar ―tampoco olvidemos que para siempre tendremos Pride and Prejudice and Zombies― los trabajos de Jane, jamás sabremos qué habría
hecho la propia autora con sus publicaciones si fuera una escritora de este
siglo, ¿se habría mantenido fiel a sus principios producido una obra
independiente de la otra o habría entrado en la moda de las continuaciones?
Posiblemente,
si Jane escribiera en este siglo le habría dado un poco más de chispa a algunas
de sus novelas como Sensatez y
Sensibilidad o Mansfield Park ―nunca sabré qué hacer con Edmund―, pero si me preguntan a mí me habría gustado que
algunos personajes secundarios-antagónicos de sus novelas recibieran su propio Spin-Off
más que una precuela de Persuasión o una secuela de Orgullo y Prejuicio.
Hay
personajes secundarios de la novela de Jane que aunque son antagónicos destacaron
por su ingenio y maneras, sin embargo, al ser Jane una perseguidora del happy ending y de la justicia social, muchos
de ellos, sin embargo, sufrieron un desenlace injusto; especialmente porque no
eran villanos precisamente, todos sabemos que en la obra de Jane no hay
villanos decretados sino gente real, ni buenos ni malos, pero con mucha creatividad.
Es por esto que si se tuviera la oportunidad estaría enteramente a favor de
rehacer algunas historias y que algunos de estos personajes tuvieran sus
propios Spin-Off, como por ejemplo,
y si has leído antes este blog sabrás mi debilidad por él, uno de mis Austen
favoritos ―y no es Darcy―: el de Henry
Crawford.
Henry
Crawford es el mujeriego entre todos
los mujeriegos de las novelas de Jane Austen, es descarado que se enamora de
una de las heroínas menos favoritas de los lectores de Jane, Fanny Price, de la
novela Mansfield Park, que a su vez
estaba enamorada desde toda la vida de su primo Edmund. Otra vez Jane
defendiendo la constancia de sentimientos como en todas sus novelas, pero ¿dónde queda la llama de la
pasión faltante entre los protagonistas teniendo delante un hombre apasionado
como Henry C.? El desenlace de Henry Crawford en la novela es uno de los más
injustos si me preguntan, sin la mujer que ama y en convivencia con una con la
que se conforma. De suceder me gustaría leer una novela en la que Henry sufra
otro poquito más, que le cueste el amor de la heroína pero que termine siendo “el
héroe de ese romance antiguo”, como se dice de él en la novela.
Recientemente
he estado releyendo Northanger Abbey
donde me he reencontrado con otro personaje masculino de esos que la hacen a
una suspirar… y no es precisamente Henry Tilney sino su hermano, el capitán Frederick Tilney.
Además
de los líos económicos que supone las nupcias con James Morland, es en mi caso
perfectamente comprensible que Isabella Thorpe hubiera reconducido sus
sentimientos del hermano de Catherine a los del capitán Tilney pues cómo ser indiferente ante un chico apuesto que con elegancia la persigue y se
dirige a una sin decoro alguno.
―Como siempre vigilada, ¿eh? Cuando no es por delegación, lo es personalmente…―¡Qué tontería!! ―replicó Isabella, también a media voz―. ¿Por qué insinúa tales cosas? Si yo tuviera confianza en usted…, con lo independiente que soy de espíritu…―Me conformaría con que lo fuese de corazón...
Como
ven no es difícil caer rendida a sus pies. Me habría gustado leer algo aparte de él, una novela en la que,
como Henry C., se enamorara perdidamente de una chica que le hiciera sufrir mucho pero que terminara correspondiera al
final. Sí, sí, también me gustan los happy ending..
Pero
no solamente hay antagónicos masculinos con los que me he sentido inconforme,
el destino de Jane Fairfax en Emma, por ejemplo, es de los más
injustos. Creo que a nadie le habría gustado quedarse con Frank Churchill. Además,
en Emma, el romance entre Harriet Smith y Robert Martin podría ser de interés para algunos lectores.
En
Orgullo y Prejuicio, la novela más
aclamada de Jane Austen, tenemos a Charlotte
Lucas, con cuyo destino nadie se quedó conforme, pero aquí les tengo una buena
noticia, la lectora de Jane Austen y autora americana Jennifer Becton ha adaptado tres novelas sobre personajes
secundarios de esta novela: Caroline
Bingley, Charlotte Collins y Mary Bennet. Particularmente he leído Charlotte
Collins pues es Charlotte Lucas es uno de los personajes más queridos
para mí de la novela, a la que la señorita Becton le da esa justicia que se
queda vacía en la novela de Jane.
Por
su parte la autora inglesa Lynn Shepherd terminó con Fanny en su versión de
Mansfield Park, Murder
in Mansfield Park, e hizo de Mary
Crawford la heroína.
Otra
historia que se escapa y que tal vez sería interesante de leer habría sido la
que surge entre Louisa Mussgrove y
el capitán Benwick en la novela Persuasión.
Y
creo que a todos nos gustaría ver reunidos a Willoughby y a Marianne
en el transcurso del tiempo.
Aclaro que muchas de
estas novelas, precuelas, secuelas y Spin-Off ya existen pero ninguno narrado
por su creadora, Jane Austen, que es de lo que se trata este artículo. Así como estos han
sido mis personajes favoritos posiblemente hay más u otras historias
secundarias que merecerían ser exploradas por la autora, que en su tiempo no
era común lanzar novelas con la intención de vender más con otras partes aun
cuando eran lanzadas por volúmenes, sin embargo la modernidad lo va consumiendo
a uno y termina adaptándose. De esta forma, qué creen ustedes, si Jane Austen
escribiera en el siglo XXI, se incluiría en esta vorágine de mercadeo literario
que tenemos hoy en día?
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