Mi Fascinación por el Primer Capítulo de Orgullo y Prejuicio:
El 28 de enero de 2.013 se cumplen 200 años desde la primera publicación de mi novela favorita, Orgullo y Prejuicio, así que he previsto releerla, ya no recuerdo qué número de vez, ¿cuarta o quinta?, no lo sé, pero es una felicidad. Amo esta novela, además de por las obvias razones: Darcy, por su genialidad, que se manifiesta desde el capítulo uno.
El 28 de enero de 2.013 se cumplen 200 años desde la primera publicación de mi novela favorita, Orgullo y Prejuicio, así que he previsto releerla, ya no recuerdo qué número de vez, ¿cuarta o quinta?, no lo sé, pero es una felicidad. Amo esta novela, además de por las obvias razones: Darcy, por su genialidad, que se manifiesta desde el capítulo uno.
Es una verdad universalmente reconocida que al hombre soltero, poseedor de fortuna cuantiosa, le hace falta casarse.
Así inicia este fantástico libro, con una
sentencia bastante determinada: hombre + soltería + dinero = matrimonio. Y estoy segura que ha debido
ser así en la época de Jane Austen, la autora de esta novela que ha conmovido a
cientos de mujeres y hombres alrededor de 200 años. Imagino a Jane, sentada en
su escritorio, ridiculizando a la gente de su comunidad y de los
convencionalismos de su tiempo con su palabra escrita. El párrafo que le
continúa reza como sigue:
Cuando un hombre de esta categoría fija su residencia en una localidad, las familias vecinas, que llevan grabada esa verdad en su inteligencia, le consideran como legítima propiedad de alguna de sus hijas.
La cita que complementa el inicio de este
grandioso libro.
Y por ahí me voy, releyendo Orgullo y
Prejuicio, ese primer capítulo que me fascina; cada vez que lo releo me
divierte tanto como si fuera la primera vez que le estoy leyendo y redescubro
algo nuevo.
La mujer que tiene grabado en su inteligencia
que aquel hombre soltero, poseedor de la gran fortuna, es propiedad de alguna
de sus hijas, es Mrs Bennet, la singular Mrs Bennet, una mujer nerviosa, casi
insoportable, pero tan hilarante que sin ella la obra no funcionaría. Mrs
Bennet está desesperada porque el señor Bennet haga la apropiada visita de
presentación y bienvenida al señor Bingley, ese hombre soltero adinerado, pero
el señor Bennet, empleando un descarado humor, se deshace de tal
responsabilidad. Le dice:
Visítale tú con las niñas o mejor envíalas a ellas solas; porque eres tan hermosa como cualquiera de tus hijas, y pudieras resultar la preferida del señor Bingley.
Y en este sentido continúa el capítulo uno de
Orgullo y Prejuicio, con mucha picardía, tantos deseos de la señora Bennet de
casarle, ese mismo día, con una de sus hijas y con el señor Bennet intentando,
con humor, sobrellevar las maneras y arrebatos de su mujer.
Es la celebración de los 200 años de Orgullo
y Prejuicio, la obra de Jane Austen, y estaré revisando el libro, la película
de 2.005 y la serie de la BBC de 1.995 en mi primer blog, Cine, Libros y Jane Austen, así como algunos insights, producto de la Ficción
Femenina, en este blog. Les dejo con una cita de la particular señora
Bennet:
¡Y feliz 200 años, Orgullo y Prejuicio!Cuando una mujer es madre de cinco hijas ya mayores tiene que dejar de pensar en su propia belleza.
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