Desde hace unos meses vengo trabajando en un proyecto que quisiera compartirles pronto. Se trata de una novela romántica (por supuesto) con un toque de fantasía, más o menos una comedia dulce con un romance intenso de esos que tanto me gustan. No es adolescente pero tampoco es el tipo de romances adultos que están tan de moda hoy en día, aunque no por eso deje de ser apasionada. Quiero pensar que es para todas nosotras, de todas las edades.
Un Amor Encantado es una
novela que empecé a escribir hace mucho tiempo y que dejé olvidada por alguna
razón. La había narrado desde otro punto de vista, el de la niña buena que
pierde a su novio, seducido por una niña con no tan buenas intenciones. Hace
poco se me ocurrió retomarla pero al releer no me sentí convencida, el lado
bueno de la historia no es siempre interesante; sentí que había más vida desde el
otro lado, que sería una mejor experiencia, más
entretenido, meterme en la piel de esa chica con bajas intenciones, quien
recurre a un acto censurado y contra las leyes divinas, como el de la
hechicería, para recuperar a ese novio tan, aparentemente, especial.
24 de octubre
(Jueves)
—Hasta
que decidiste venir.
Trémula miré a la alta y sofisticada
mujer que había salido a recibirme. En el trayecto hasta su cabaña había
empezado a llover y hacía tanto frío que mis dientes castañeaban. Sabía que el
que estaba por dar no era el mejor de mis pasos, que iba contra las leyes
divinas, pero esta acción era mi último recurso.
—Las de tu clase siempre terminan solicitando mi asistencia —se giró y caminó adentro de la cabaña
esperando que la siguiera—. Ten, sécate —ordenó pasándome un paño que tenía en un
armario junto a la puerta—, estás chorreando y preferiría que no enlodaras la
casa… Y cierra la puerta detrás de ti.
Me sequé como pude y cerré la
puerta como me ordenó. Me impresionó lo lujoso y distinto que lucía el interior
de la cabaña en comparación con lo desmejorada y descolorida que se veía desde
afuera. Atravesé un primer
recibidor y un segundo, todo estaba exquisitamente amoblado y equipado con la
última tecnología, especialmente su oficina, adonde me condujo finalmente,
después de surcar varios corredores.
—Lo
tuyo no se solucionará con algo ligero, te confieso, normalmente con un poco de
Poción de la Seducción suelen resolverse casos similares, mas llevo días
estudiándote y sé que tengo que recetarte algo fuerte —no bajé la mirada al
escuchar la dificultad de mi caso—. Lo que te pasó es el cliché más recontado
de la historia. Una chica como tú no se deja quitar el novio tan
fácilmente.
Apreté
más mis labios y no le respondí; su comentario me había parecido fuera de lugar.
Y si había venido…, si me había degradado viniendo aquí, usar un recurso como
éste, era justo porque una chica como yo
ya no contaba con las herramientas suficientes para mantener a su lado al
hombre al que amaba.
—Bueno,
bueno…, verifiquemos tu caso.
La mujer tomó asiento en una
silla blanca impoluta que acompañaba a un elegantísimo escritorio de tope de
mármol, sobre el que reposaba una Mac de última línea. Señaló el puesto de
enfrente para que yo lo ocupara, una silla que hacía juego con la suya en la
que parecías flotar sobre plumas o motas de algodón. Ella tecleó algo en el ordenador
y luego giró la pantalla en mi dirección para mostrarme su búsqueda en una
página web que reconocí como la suya. Junto a mi foto aparecía la siguiente
descripción:
Edad: 19 años
Padres: Andrew
Miller y Teresa Miller
Hermanos: Ross
Miller
Características:
orgullosa, frívola y vanidosa.
Pasatiempos: ir
de compras
Ocupación:
estudiante de la universidad Enchanted
Situación
sentimental: Soltera (ruptura reciente)
Ex novios: Nico
Marcus McDowell
Pretendientes: uno
detectado (click aquí para ver)
Probabilidad de
Marie Miller de restablecer su relación con Nico Marcus McDowell: 5% (click aquí para ver tratamiento recomendado)
Casos
relacionados con Marie Miller: Marissa Colins,
Pennelope Roberts, Avril Abbott
¿Qué
era todo esto? ¿Cómo era que información sobre mí circulaba libremente en la red?
¿Y cómo era que si yo misma había visitado esta página para solicitar el
auxilio de esta señora no me había
encontrado con esta desdicha?
Sentí
que me puse colorada del bochorno, esto sobrepasaba los límites de la
privacidad, además de lo hiriente que era leer lo muy fuera de mi alcance que
parecía estar Nico y la imposibilidad de mi caso. Cinco por ciento de probabilidad
de restablecer mi relación con él. ¿De
veras?
—¿Cómo
es que detalles de mi vida están libremente publicados en su página web?
Pregunté
con orgullo.
—Sé
todo lo que sucede en Enchanted, querida. Y esto, esto no puede verlo
cualquiera, excepto yo. Es lo que antes se conocía como bola de cristal. ¿No es asombroso cómo han cambiado los tiempos? El
mundo entero en un click —agregó un
guiño.
Me tragué
las ínfulas de esta br… mujer.
—Siendo
así, imagino que no existirán casos difíciles para usted —dije intentando provocar su orgullo.
—Por supuesto que no, querida, pero necesito que estés muy consciente de
que mis tratamientos suelen
debilitarse cuando dos de estas personas se encariñan demasiado; es un error que
no consigo subsanar y es mi deber ser clara contigo.
—¿A
qué se refiere cuando dice “dos de estas
personas” o “las de mi clase” —la
interrumpí, parecía querer hacerme sentir inferior al resto del mundo y
disfrutarlo. Y yo no era inferior a nadie.
—No,
no. No me gusta tu tono. Mis tratamientos no funcionan de ningún modo bajo
estrés.
—No
consigo que mi novio regrese conmigo; ¿le parece que estoy estresada?
—Sí,
querida. Tranquilízate; ya verás que lo tendrás de regreso y muy pronto; las de
tu clase, mujeres ambiciosas, definidas en lo que quieren, siempre lo consiguen
y se valen de todo para ello; justo por eso estás aquí, en el lugar adecuado, con
la persona indicada. Tu amiguita, sin embargo, goza de una momentánea
compatibilidad con él. Compatibilidad que nosotras debemos desequilibrar.
—¿De
qué compatibilidad me habla? ¿Acaso Nico y yo no somos compatibles?
—No
he dicho eso.
—¿Qué
quiere decir, entonces?
—Mira,
Marie, una persona puede ser compatible con muchas, pero hay una en específico
con la que tiene mayor afinidad, y si este porcentaje alcanza el noventa y
nueve por ciento, decir cien sería la perfección, y, en lo personal, no creo en
las relaciones perfectas; además serían totalmente tediosas, ¿te has puesto a
pensar? ¿No te disgusta la monotonía? En una relación debe haber pasión,
romance, exigir para ceder, no sé si me vas copiando —argumentó con un guiño—.
Actualmente estoy en un ochenta y cinco por ciento de compatibilidad con mi
pareja y, créeme, nos divertimos muchísimo. Pero, bueno, lo que intentaba
decirte es que si ese porcentaje alcanza o se acerca a la perfección, si estas
dos personas lo consiguen naturalmente, se puede pensar que serán inseparables y
que tendrán todo lo que te he mencionado sin necesidad de mis buenos oficios,
esa pasión que procuro devolverle a mis clientas y a sus maridos. A esta clase
de gente les llamo “los invisibles” porque muy poco puedo seguirlas a través de
mi software sofisticado. Pero no nos ocupemos de eso ahora; lo que necesitamos
es revertir ese cinco por ciento.
—¿De
qué porcentaje de compatibilidad estamos hablando en el caso de estas dos
personas? —odiaba tener que preguntar esto.
—Querida,
creo que empecé diciéndote que tu caso era en extremo difícil. Pero no hay nada
que Estherina no pueda revertir. Eso te lo dije también.
Tragué
en seco. ¿Giovanna y Nico eran perfectos? Gruñí mentalmente. Esto no podía
estar pasándome. No podía estar pasándome.
—Haré
lo que usted me diga —repuse desesperada.
—Ésa
es la actitud que me gusta escuchar.
Se subió a una escalera con
ruedas incorporadas y empujándose con los tramos se paseó a través de la
estantería detrás del escritorio, que tenía forma de “L” y ocupaba dos paredes
enteras de la oficina. La estantería-biblioteca estaba dotada de grandes y polvorientos libros, pero,
sobre todo, una buena cantidad de brebajes depositados en botellas de distintos
tamaños. Después de revisar con detenimiento los
anaqueles, escogió tres frasquillos.
—Aquí
tienes lo que necesitas —dijo colocándolos delante de mí.
—¿Qué
se supone que son?
—Tu
tratamiento, querida. Como te dije, en casos menos complejos bastaría con la Poción
de la Seducción para hacer regresar a ti a ese chico, pero en el tuyo
necesitamos un trabajo superior, desde el subconsciente a la depuración.
¿Subconsciente?
¿Depuración? Fruncí todo mi rostro, preocupada por lo que esta br… mujer estaba por ofrecerme.
—Lo
primero que harás será preparar un altar, ya sabes, con
velas, fotos y artículos personales que tengas de él, fotos de ustedes juntos,
incluso. Sobre estos objetos diseminarás la poción número 25, Psiquis, que trabajará su subconsciente.
Deja que actúe durante la noche. La próxima vez que lo veas, e intenta que sea
el día siguiente, te pondrás la número 17, Seducción,
sobre los puntos importantes: tu pelo, tu cuello, el lóbulo de la oreja, las
muñecas y tu pecho… Ya me vas entendiendo lo estratégico de los lugares —añadió con un guiño—.
Aplícala en cualquier otro que consideres. Necesitas
que él detecte la esencia o no funcionará. Cuando tengas la primera
oportunidad, vierte todo el contenido de la número 5, Depuración, en alguna bebida o alimento que a él le guste. Esta
pócima hace buen camuflaje con el vino tinto, el café o el chocolate tibio. Su
efecto es el más fuerte pero necesario. La depuración, en tu caso, es la clave
para borrar todos aquellos sentimientos que no estén asociados contigo; es como
un reset. Que presente fiebre,
indigestión, cólicos y vómitos es un efecto normal de esta última y debe padecer estas vicisitudes para
lograr nuestro objetivo, Marie: que su vida gire alrededor de la tuya.
Sí, por favor, por favor…
Justo esto quería, que
la vida de Nico girara alrededor de la mía, que solo yo existiera para él y que
Giovanna se borrara de su mente.
—El caso no está sencillo, debo advertirte, en mis trabajos me
caracterizo por la sinceridad. Es el secreto de mi éxito. Pero si en una semana
no hemos logrado nuestro objetivo, deberás repetir el tratamiento, para
asegurarnos un poco más, en un mes; que estemos totalmente positivas de que no
se revertirá. Por supuesto, todo esto será parte de un nuevo contrato.
Con cierto grado de
desconfianza, tomé las pociones y las guardé en mi bolso, de donde saqué el
dinero acordado, para ponerlo frente a esta charlatana.
—Será
mejor que funcione de una vez pues estoy colocando en sus manos los ahorros de
mis últimos dos años.
—Funcionará…
Funcionará… —dijo tomando el mazo
de billetes, lamiéndose el anular para contarlos uno a uno—. Empieza el tratamiento esta misma noche, si lo dejas correr más días,
no habrá pócima que funcione. Lo que veo en estos dos va creciendo y
volviéndose más fuerte e indestructible…
Sin
estar todavía segura de lo que debía hacer o de que me gustaran las palabras de
esta br… mujer, empecé a levantarme
de la silla para retirarme, pero ella me detuvo.
—¡Ah…! Seducción suele tener un efecto secundario en algunos hombres,
querida, no en todos, pero podría darse el caso, especialmente si alguno de
ellos tiene el olfato muy desarrollado, uno de esos sabuesos, seductores de
profesión; otros podrían ni siquiera notarlo. No te preocupes si ocasionas un
poco más de revuelo del que estás acostumbrada con esa figura bonita que tienes
más la esencia. Te explico: la fórmula con tu pH hará una reacción química que
se sentirá a tu alrededor, pero no te inquietes, la fragancia que se desprenderá
de ti será agradable y, por lo general, es una poción que actúa sobre el objeto
al que se desea seducir, solo que es un poco fuerte y revuelve un poco a los
demás, mas no te preocupes porque el efecto se extiende unas pocas horas. Un
poco de mareo y sudor son los síntomas que se desprenden de ella. No los padecerás
tú, sino tu objeto a seducir. Pero no te ocupes de esto, recuerda que Psiquis
estará actuando sobre tu novio durante la noche, lo que hará que inmediatamente
detecte tu aroma y se sienta intensamente atraído por ti cuando te vea.
Seducción aquí será solo una ayudita, Psiquis y Depuración serán nuestras
principales aliadas. Sin embargo te recomiendo abstinencia, querida, eres muy
bonita y coquetear con alguien más cuando te pongas la Poción de la Seducción
podría enredar nuestro proyecto.
Coquetear con alguien
más, ¿cómo se le ocurría? El único hombre con el que había coqueteado en toda
vida me había dejado por mi supuesta mejor amiga. Mi venida a este siniestro
lugar no se trataba de coquetear, se trataba justamente de recuperarlo, de que
fuera mío y de nadie más.
Empapándome, afuera todavía
caía el torrencial aguacero, corrí
por el boscoso camino, pensando en que después de esto no quería saber de esta
br… mujer nunca más. Me abrí paso
entre la maleza hasta que llegué a la carretera del pueblo, donde los autos
pasaban a tal velocidad que convertían en lodo mis piernas y mi vestido. Esto
era humillante, lo que Nico me había hecho, fijándose en esa tontuela era una ignominia,
y que yo, con todos los encantos que sabía que tenía, tuviera que recurrir a un
recurso tan bajo para mantenerlo conmigo era la última degradación.
Más autos pasaron junto
a mí e intenté cubrirme el rostro con el cabello pues lo que menos quería era
ser reconocida en una camino como éste, pero supe, cuando un motor redujo la
velocidad y el conductor me habló, que ya era imposible pasar desapercibida.
—¿Cómo
es que ese novio tuyo te deja sola, a tu suerte, en una noche como ésta? —dijo
quitándose la chaqueta de cuero para ofrecérmela.
Mi
noche no podía tener un cierre más atropellado.
—Sube.
En
otra oportunidad le habría dicho que jamás me pondría algo adquirido en una
venta de garaje ni me subiría a su sucia moto, poniendo énfasis en que yo viajaba
en autos como el de mi novio millonario y que él era un simplón. Él batiría ese
cabello castaño ordenadamente desordenado, reiría con ese toque de lujuria que
tenía, se pondría el casco y me salpicaría un poco más de lodo porque le
encantaba tener este tipo de trato conmigo. Pero hoy no estaba para esto, ese novio, al menos esta noche, no
vendría a salvarme en su encantador auto. Lo miré, eso sí, como si fuera mi
último recurso, tanto o en el mismo grado que las pócimas de la br… mujer, y me subí detrás de él, aceptando
su chaqueta. El ligero suéter que me había puesto hoy para salir estaba tan
empapado como mi vestido.
—Sujétate
—me ordenó después de darme el casco del pasajero.
—Ni
lo sueñes —puse mis manos sobre mis rodillas y traté de conservar el equilibrio
manteniendo mi cuerpo alejado del suyo, conteniendo el orgullo de tener que
rebajarme a que él me transportara a casa en su burdo vehículo. Lo escuché reír
adelante y eso me enfadó más. Después de, no lo sé, cinco minutos, creí que iba a tener el paseo más largo de mi
vida, todavía en moto y bajo este aguacero, este cretino aceleró tanto que tuve
la necesidad de abrazarme a él para no caerme.
—Te
advertí que te sujetaras.
Percibí
la malicia viva en su tono.
—Eres
un idiota.
—El
idiota que está salvándote el trasero.
—No
te soporto, Bruno.
Él rió y rió hasta que llegamos al dormitorio,
conmigo apretada a su espalda. Me quité el casco de mala gana, casi tirándoselo,
y entré a la casa, agradecida de tener esta chaqueta que me cubría de lo
expuesta que me había dejado la lluvia y la transparencia de toda mi ropa. Atravesé
el recibidor, donde algunos de los chicos miraban películas, ignorando mi
entrada como siempre lo hacían, y me dirigí a mi habitación, que, gracias a las
acciones caritativas de mi querido ex
novio, tenía ducha interna. Me di un baño de agua tibia y luego di inicio al
plan de reconquista de la única relación que había conocido en toda mi vida.
***
Espero les haya gustado el capítulo Uno. Un Amor Encantado estará a la venta próximamente en Amazon. Y si quieres una copia gratuita, suscríbete a mi lista de mails; habrán muchas sorpresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario