lunes, 6 de marzo de 2017

Cuando la novela romántica se volvió lectura "trashy"



Todo el mundo sabe que existe. Todo el mundo quiere experimentarlo. Y todo el mundo sabe que el SEXO vende. 


Pero, de verdad --metiéndome en la piel de algunos autores--, ¿qué tan desesperados estamos por vender un libro, que necesitamos, descaradamente, recurrir a esta arma en lugar de crear historias con trasfondo y personajes con los cuales los lectores puedan identificarse?

En mi experiencia como lectora me ha tocado empezar a leer, y necesitado dejar, algunas historias que son vendidas como "romántica", pero que desde la primera escena, se presentan con una escena sexual. Soy un adulto y sé que el sexo existe, que está en todas partes y que es un arma valiosa en todos los contextos de nuestras vidas, y, como adulto, no me molesta leer alguna que otra escena de sexo en un libro; pero cuando voy a leer una novela que se supone que es "romántica", espero encontrar eso, romance, una historia bonita, bien armada, y no algo que refleje sexo irrefrenable. 

También sé que los tiempos han cambiando --aunque la lectura erótica, no tan indiscriminada como hoy en día, siempre ha existido--, y que para llegar al target de los  jóvenes es, tal vez, importante agregar alguna escena que indique o relate el acto de "hacer el amor"; sin embargo, los más grandes autores comerciales, Veronica Roth, Stephenie Meyer o Suzanne Collins, por mencionar algunas, nos han demostrado que no es necesario graficarlas explícitamente para vender libros como pan caliente. Como lectora de todo tipo de trabajos, comerciales e independientes, creo que algunos autores independientes han abusado del tema así como algunas editoriales, que no preveen que al recargar una novela romántica o juvenil con escenas de sexo, terminan convirtiéndola en algo trashy.

Como "relatadora de historias" no creo que el abuso en el uso de esta arma nos sea, al final del recorrido, beneficioso. Ser independientes, ya es bastante duro, tratar de vender un producto en el que confías con todo tu corazón, pero que no ha pasado por la revisión profesional de una editorial, pone a nuestros trabajos en desventaja con otros que sí tienen la buena fortuna de contar con toda la maquinaria que representa la buena venta de un libro. Y miren que así como he leído trabajos independientes que he tenido que dejar porque no me gusta lo que estoy leyendo, también he tenido la oportunidad de leer TESOROS independientes que merecen tener el anhelado respaldo de una casa y toda su publicidad, en el mismo nivel del autor más próspero, que consigue crearse una historia mensual solo porque su nombre vende.

Definitivamente vivimos en un mundo desequilibrado donde las injusticias, en este caso literarias, nos terminarán pasando factura a todos por igual.

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