Recientemente he comenzado a leer la novela de Anna Casanovas, Buenas intenciones, para completar las lecturas de mi Proyecto Austen 2022. La novela es una adaptación moderna de Persuasión, de Jane Austen, que cuenta con una redacción elegante y profunda, que capta bastante bien los sentimientos de Anne y el capitán Wentworth, de la versión original, ajustados a una situación contemporánea. Lo cierto es que mientras más me voy adentrando en el argumento de esta nueva versión, más estoy cuestionándome un tema en el que antes de esta lectura jamás habría pensado.
Y quizás no ha sido la intención de la autora de Buenas intenciones que sus lectores hagan una conclusión temprana o que coincidan con ella, pero al menos a mí ha conseguido implantarme eso que seguro ella románticamente ha pensado también. Cuando he llegado a tal hallazgo, me he tocado el pecho, he tenido que interrumpir la lectura para procesarla y hasta me he motivado a hacer un AustenTok porque simplemente he necesitado compartirlo con el mundo, al punto que, después de meses, he regresado al blog.
Pero antes de contarles mi descubrimiento, lo que ha dejado en el entendido la escritora Anna Casanovas, es importante indicarles que los capítulos de su novela están divididos de acuerdo al narrador, el primero --como en Persuasión--, pertenece a Walter Elliot, que se muestra todavía más estirado y como un estratega, en comparación con el que conocemos de la novela de Jane Austen; el segundo y el tercero pertenecen a Anne; el cuarto y el quinto a Manel, el nuevo capitán Wentworth; el sexto, y he aquí la razón por la que he venido al blog a presentar mi tesis (y la de la escritora, supongo), corresponde a Thomas Langlois Lefroy.
AKA: Tom Lefroy, el supuesto enamorado de Jane Austen.
Pero esto, tal vez, no sea tan especial, ¿o sí? Probablemente no, con un poco de imaginación, y si has leído las cartas de Jane Austen, podrías armar tu propia versión del supuesto romance que hubo entre ellos. Anna Casanovas lo hace muy bien, le presenta como un joven misterioso con toques de Darcy. De hecho, siempre se ha pensado que si hay un personaje de Jane Austen que representa a Tom Lefroy es Darcy, ¿verdad que sí? Pues no. Después de leer el primer capítulo que narra Lefroy, en la novela de Anna Casanovas, he cambiado de idea. Ha nacido una nueva hipótesis.
Verán, si bien no he investigado tanto como otras Austenitas sobre Tom Lefroy, y me he conformado con lo que nos cuenta la película de Anne Hathaway y Jame McAvoy, o las líneas que al respecto expresa Jane en sus cartas, no descarto que existan otra opciones sobre este objeto.
De acuerdo a lo que describe la escritora española en su novela Buenas intenciones, y lo que he podido indagar en Wikipedia, Tom Lefroy era un joven que, como la mayoría de los muchachos de su tiempo, tenía el curso de su vida diseñado, él debía ser abogado, uno que tenía que destacarse pues su familia no tenía recursos económicos, tampoco los tenía cuando conoció a Jane. Y Saben quién, en las novelas de Jane Austen, tampoco tenía recursos económicos, que igual que Tom Lefroy estaba preparándose, en su caso, como oficial de la marina cuando conoció a la que quería como esposa? Sí, él mismo, el capitán Wentworth.
Cuando la autora Anna Casanovas presenta de forma subliminal esta idea, y yo consigo conectar esos dos puntos, mi piso ha temblado. El capitán Wentworth es Tom Lefroy.
Definitivamente hay semejanzas entre estos dos personajes, uno de ficción y otro real, no las había tenido en cuenta antes, pero piénsenlo, el capitán Wentworth, como Tom Lefroy, era un joven soñador, sin recursos económicos, cuando conoce a Anne Elliot; cuando Tom Lefroy conoce a Jane Austen, y se supone que tienen este breve romance, Lefroy también es un joven con toda la vida por delante, al que Casanovas le presenta con dudas sobre la que sería su profesión. A pesar de su falta de recursos, Wentworth pide en matrimonio a Anne, que es persuadida para que rompa el compromiso al no ser considerado como un enlace conveniente; no sabemos si Tom Lefroy le hizo alguna promesa a Jane Austen (yo pienso que no), pero en su caso, tal vez fue él quien fríamente pensó que no sería una unión que les conviniera a los dos pues ni él ni Jane gozaban de posición económica. Ocho años después, el capitán Wentworth regresa como un hombre exitoso; en el transcurso de la vida, Tom Lefroy consigue ser juez.
Generalmente los autores nos inspiramos en algún hecho, una anécdota, una situación, un momento o un detalle para escribir nuestras historias. Muchos se inspiran en alguien. Pero lo cierto es que Jane Austen consiguió dejar un legado precioso que, después de dos siglos, sigue vigente, sus historias y sus héroes y heroínas siguen inspirando a lectores y autores, y en especial, el capitán Wentworth, y su carta en Persuasión, es uno de sus personajes más queridos y recordados.
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