Participando nuevamente en el taller de escritura de Literautas.com, "Móntame una Escena", presento mi siguiente relato, aunque, bueno, en realidad va a parecer (y es) una continuación del anterior, lo que posiblemente se confunda con un capítulo y no con el objetivo del ejercicio que es elaborar un relato, pero quise explorar lo de "montar la escena" en La Cueva del Dragón sin darle demasiada relevancia a lo anterior. Espero, de todos modos, no haberlo hecho tan mal, y espero también, como siempre, que les guste.
Gracias por la oportunidad.
M.
La Cueva del Dragón
Tratando de que no se me note la vacilación me adentro en La Cueva del Dragón y poco a poco me acerco a mi objetivo, a él, la
única persona a la que quizá le deba una explicación después de todos estos
años.
—Pero miren a quién tenemos aquí —dice con altivez,
secando uno de los vasos de sus clientes—, a la celebrada Agatha Mercury.
Éste es Alex, mi novio de la adolescencia, con el
que todos en Spring Falls daban por sentado que iba a casarme. ¡Ja!, como si casarme
hubiera estado entre mis planes entonces. O ahora.
—Muy gracioso —tomo asiento junto a la barra—. Sí,
he vuelto —suelto delante de él, que ha estado observando mi ingreso a sus dominios desde que
he puesto el primer tacón dentro del único bar de Spring Falls.
—¿Que no es este pueblo demasiado pequeño para una
celebridad como tú?
—¿Qué no es tu ego demasiado grande para un bar tan
pequeño?
—Mi bar y mi ego son equivalentes.
—¡Wow…! ¿Debo sentirme intimidada?
—Debes sentirte como que en cualquier momento puedo
hacer uso de aquel cartel —señala un aviso de la puerta— y reservarme el derecho
de admisión.
—Déjate de tonterías y sírveme un Cosmo.
Se ríe burlón, colocando el vaso entre la vajilla
limpia y colgándose el trapo en el hombro.
—¿Qué te hace pensar que aquí servimos Cosmos? —se
inclina sobre la barra, sonriendo con exceso de burla—. Sigues siendo la misma
fresita que iba a Spring Falls High.
—Y tú sigues siendo el mismo arrogante de entonces.
—Sí, y hoy solo tenemos
cerveza, cariño. Estás en Spring Falls, no en un episodio de Sex and the City. Aquí servimos cerveza.
Y de la mejor.
Si algo tienen los locales de Spring Falls es
su orgullo por la cerveza regional.
—Lo que sea.
Me sirve la cerveza en un tarro y lo coloca delante
de mí. Le miro antes de dar un sorbo inseguro, pero al sentir el líquido frío y
el alcohol desplegarse por mi piel cierro los ojos. El recuerdo de los momentos
que viví durante mis años de adolescencia en Spring Falls, muchos con este
chico que tengo delante, y el sabor de esta cerveza se hacen presentes y reflejo de que aunque me hubiera vuelto esta sensación literaria todavía pertenezco a este pequeño lugar.
—¿Sintiendo la magia de los
ocho grados de la súper birra?
Me despierto del ensueño y le miro con una mueca de desagrado.
—¿Se puede saber dónde están todos?
He visto algunas Belles pero Briana no está con
ellas.
—¿Todos?
—Sí, todos: George, Anna, Briana, Hayes.
—Continuaron con sus vidas. Así como tú, así como
yo. Ahora, si me disculpas, tengo que atender una situación.
Sale de la barra hacia el área del restaurant para
intervenir en lo que parece una pelea. Dos hombres, motorizados por lo que se
ve: barba, chaquetas de cuero negro, bandanas, guantes, de los muchos que deben
pasar multiplicados por aquí, están a poco de irse a los puños; Alex, que es
por lo menos diez kilos más delgado y diez centímetros más pequeño que ambos se coloca en medio de los dos para
tratar de evitar el enfrentamiento, pero no pasan diez segundos cuando uno de
los hombres saca el primer puño contra el otro, que lo esquiva bien, pero dejando
a Alex expuesto y en el campo del golpe.
—¡Alex! —grito al ver que su rostro es doblado por
el puño del hombre y bajo del taburete. El otro hombre se acomoda para dar un derechazo a
su contrincante pero también va a parar en el hombro de Alex—. ¡Oh, por Dios! —me
adelanto hacia el ring en el que se ha convertido la cueva, en el que un grupo
de hombres, algunos haciendo apuestas, se ha congregado para ver la pelea que
parece tener un solo fin: terminar con Alex—. ¡Chicos! ¡Chicos!
—¡Aléjate Zara! —vocifera cuando ve que me acerco al campo de batalla.
—¡Alex! —me angustia pensar que pudieran golpearlo otra vez, y así sucede, un nuevo golpe arremete, solo que esta vez sucede de un motorizado
al otro—. ¡Alex, sal de ahí! —le digo entre el grupo de hombres animando la pelea.
—¡Mantente alejada, Zara! —dice enfadado, dándole un derechazo
al primer hombre que le golpeó, derribándole al suelo. El otro al ver la
ventaja que tiene se va contra el caído pero Alex lo impide y le saca a rastras de la Cueva.
Terminado el espectáculo me acerco para asegurarme
de que Alex está bien aunque sea obvio que está herido.
—Estoy bien —me dice. Acerco mi mano a su mejilla
inflamada mientras él me mira.
—Iré por hielo.
Me retiene por el brazo cuando me vuelvo hacia la
barra.
—Puedo cuidarme solo. Llevo haciéndolo los últimos cinco
años.
—Lo sé.
—Todavía no me has dicho qué demonios estás haciendo
aquí.
—Porque todavía no lo sé.
Camino hacia la parte interior de la barra para
buscar hielo.
—Es un clásico tuyo no saber lo que quieres.
—Es un clásico tuyo querer saberlo todo.
Envuelvo hielo dentro de un trapo y se lo llevo a la
mejilla, no de muy buena gana, es bueno advertir, sus ojos me miran calientes,
con odio.
Recupero mi tarro y de un trago tomo el resto del
contenido de mi cerveza, saco un billete del bolsillo de mis shorts, se lo
coloco en la mano y me largo de La Cueva del Dragón, esta vez —tal vez—, para siempre.
Nota: los personajes de Zara y Alex están inspirados
en Zoey Hart y Wade Kinsella de la serie Hart
of Dixie.
Similares
Wow, que estilo tan vívido. Siento que estuve ahi. Felicitaciones.
ResponderEliminarMuchísimas gracias :)
Eliminar¡Si señor!...ha sido una buena pelea.
ResponderEliminarGracias, amigo :)
EliminarLeosinprisa
ResponderEliminarHola Mariela, he leido tu relato con interés sobre el reencuentro con ese antiguo amor y la descripción de la pelea donde se entromete. Describes muy bien la incierta relación de ambos que en la historia se insinua, aunque nos dejas con la incertidumbre de saber que ocurrirá despues. Juego con desventaja al desconocer del todo los personajes en los cuales te has inspirado y por ello, tal vez, no logro conectar con ellos e introducirme a fondo en tu relato que se lee ágil y es entretenido.
Solo me atrevería a decirte que la palabra "restaurant" podría sustituirse por "restaurante" que creo quedaría mas adecuada en el texto.
Ha sido un placer leerte. Un saludo.
Gracias por los comentarios, los tendré muy en cuenta. Los protagonistas son inspirados en unos personajes de tv, algo así como un fanfic, pero la idea general no era que conocieras a los originales para entender a estos sino que conectaras con la breve historia de Zara y Alex.
EliminarGracias por comentar.
Buenas, Mariela.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato, me parece que está bien escrito e hilada. Pero como no conozco a los personajes creo que me quedo a medias en la historia.
Como capítulo de un texto más grande está bien, pero como relato único le falta final. Solo nos cuenta la pelea y poco más, no hay un final.
Aun así, me ha parecido entretenido y fácil de leer.
Un saludo.
IreneR
Hola, Irene. Sí, justamente al inicio del artículo explico que posiblemente sea algo parecido a un capítulo y no un relato, pero quería explorar lo de "montar la escena", pero en sí, la idea del relato era dejarlo inconcluso, o con final abierto, como prefieras. Pero muchas gracias por los consejos. Estoy aprendiendo bastante con estos ejercicios. Besitos y gracias por comentar. :)
EliminarHola, soy tu vecina literaria, Estel Vórima, y me toca comentar tu relato.
ResponderEliminarLa escena transcurre llena de acción, aunque hay mucho diálogo, todo pasa muy rápido, como suele ocurrir en las peleas de bar, así que eso refleja bien la realidad.
Tanto el desarrollo de los acontecimientos como las conversaciones, suceden en un espacio reducido y en poco tiempo y eso sirve para hacer al relato más vívido.
Un saludo.
Hola.
EliminarMuchas gracias por tus comentarios. :)
Saludos, Mariela:
ResponderEliminarNo deseo extenderme mucho en mi comentario en tu propio blog. Así que iré al grano.
Recuerdo tu relato anterior, y éste podría ocurrir unas "escenas" posteriores. Leí acerca de la confusión que puede originarse entre capítulo y escena. La escena siempre contiene introducción, nudo y descenlace. Aquí el nudo parece un poco sútil, pero en mi opinión es la tensión entre los personajes por un pasado vívido.
Entre los mejorables: tienes repetición de palabras, las cuales se aceptan para enfatizar. Se permiten en el diálogo, pero trata de evitarlas en la narrativa (por ejemplo: cerveza). Puedes usar un sinónimo o alterar el orden de las palabras para hacer comprender el texto.
Se te escapó: ¿Qué no es este pueblo...? ->es una pregunta lleva tilde en qué.
En las frases:"como si casarme hubiera estado entre mis planes entonces. O ahora." y "Y tú sigues siendo el mismo arrogante de entonces." Se ha mal aplicado "entonces".
En ambos casos, estás hablando de un acción del pasado, por lo que se debe emplear: "en (o, por) aquél entonces". Si usas solo entonces, hablas de este momento, o un momento futuro cercano. En el caso de la segunda frase, encaja: "mismo de siempre", de mejor manera.
Recuerda que en las acotaciones narrativas, solo los verbos discendi se escriben en minúscula, toda otra palabra deberá iniciar con mayúscula, hay varios pero te marco uno:
—¡Alex! —Me angustia pensar...
No recuerdo muchos detalles de tu escena anterior; pero el nombre Zara/Agatha se me perdió un poco, desconosco la serie de la que hablas y no soy aficionada a los fanfics. Así que para mí, cualquier parecido es completamente nulo.
La escena resultó entretenida, con movilidad. Debido a que no todos en el taller han logrado leer tus anteriores trabajos (sé que este personaje lo has adaptado a los retos), pueden sentir un vacío de información (Como que Agatha es escritora, algo que no se menciona aquí y no hay necesidad, porque es una escena subsiguiente). Pero para tí, puede ser muy funcional como ejercicio de escritura, así sáquele provecho.
¡Nos leemos!